domingo, 29 de noviembre de 2009

flotar.

Sentí ganas de escupir, de vomitar. Sentí un profundo estremecimiento en todo el cuerpo e intenté concentrarme y respirar. Debía encontrar la fuente de dolor. Pero no era dolor, era una extraña sensación que no pude catalogar, ni definir con palabras. Me concentré: esa sensación nacía en la boca del estómago e invadía todo mi ser. Me paralizaba.
No sé en qué momento esa sensación me abandonó, sólo sé que después de gritar me sentí mejor.
Recién un tiempo después, comprendí que una verdad estaba naciendo en mí, y esperaba salir; quería dejarme, como todos en esta vida. Esa verdad necesitaba ser libre, verbalizarse, flotar a través de mis palabras.
Y no logré más que callar. A veces esa verdad espera, me aqueja, no me deja dormir. Quiere ser.
Pobre de aquellos que callan verdades. Pobre de mí.

0 dejaron un comentario:

Publicar un comentario